La primera fluidez destituía las instituciones (en Argentina, años ’90). La segunda fluidez parece restituirlas, pero no: las astituye (en Argentina, la última década). Si en la solidez había instituciones, en la fluidez hay interfaces. Pero, ¿qué corno es una interfaz? De a poco vamos caracterizándola. Describía una en Una interfaz judía. Describamos otra.
24 de abril de 2012. Encontré una interfaz en Pedernera 282,[1] barrio de Flores, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se llama Centro Cultural Casa Añeca. Es un modesto local a la calle que abre lunes, martes, miércoles y viernes, de 9 a 12.30 y de 17 a 19.30 es el horario de la feria americana. Con un montón de cartelitos de papel y escritos a mano.
Anoto todos los carteles que pegaron con cinta en el frente de este local, que es 280 y 282 de Pedernera. Hay un cartel que dice: “Granja Milagros, Paso del Rey”, dice el menú, que el precio es $140 y la salida, el 25 de marzo de 2012. Otro cartel dice “El lago Cañuelas, salidas desde las 8.15 el 15 de abril, $160”, dice el menú y “el Rancho de Ezequiel, en La Reja”. Eran tres carteles distintos.
Otro: “Aerodance, chicas arrancaron las clases de baile, viernes de 19 a 20”. Otro: “Gimnasia para todas las edades, lunes miércoles y viernes, profesora Rita”. Otro: “Tai-chi y Ki-gong, martes y viernes a las 11.15”. Otro: “Yoga, mantené tu cuerpo y mente en armonía, martes y jueves de 10 a 11, profesora Elsa Ríos”. Otro: “Folklore, profesor Roberto Vilches. Otro. Tae kwon do, disciplina de defensa personal para niños y niñas”. Otro: “Taller de pintura”. Otro: “Bordado en cinta y flores de tela”. Otro: “Reflexología”. Otro: “Podología y belleza de manos”. Otro: “Masajes descontracturantes”. Otro: “Reiki”. Otro: “Feng shui”. Otro: “Flores de Bach”. Otro: “Tarot”. Otro: “Cartas natales”. Otro: “Adelgazá naturalmente con aurículoterapia, sesión $50”. Otro: “Maestría de Reiki”. Otro: “masaje con piedras calientes”. Otro: “Maestra de Sanación Maya, sistema Hunav Ku”. Otro: “Carta natal Maya”. Otro: “Radiestecia – péndulo. Reflexología japonesa. De todo esto dice: “solo para socios”, y también dice, “pedir turno por estos servicios”“. Otro: “Villa Carlos Paz, Córdoba, bus semi-cama idea y vuelta, $1050. Cataratas, bus semi-cama $1350”. Otro: “Mendoza, $1270; Merlo, San Luis $1020”. Otro: “Europa turística 2012, diferentes opciones y diferentes precios que rondan los USD 3800”. Otro: “Isla Margarita USD 1200”. Otro: “Lago Cañuelas, salida desde las 8.30 $160”. Otro: “Punta del Este, Uruguay”. Otro: “Piriápolis, Uruguay”. Otro: “Diferentes opciones para Semana Santa”. Otro: “Semana turística, también Semana Santa.
En breve, este lugar funciona como un nodo donde se pueden apiñar muchas terminales de una red. Se podría decir que estos nodos forman una red, pero no en el sentido de que tengan una conexión, en el sentido de que se conozcan entre ellos, sino, simplemente, que entran en contacto en este lugar físico, como podrían entrar en contacto diferentes blogs en el servidor de WordPress.com, sin conocerse entre sí, sin interesarse entre sí, y sin ninguna necesidad de hacerlo.
En otras palabras, la conexión es máxima, la implicación es mínima. Esas son las condiciones de buen funcionamiento de las cosas. La interfaz es un lugar donde, no por haber contacto hay red social, o también, donde no por haber apiñamiento hay entramado grupal.
Un lugar donde no por haber una grilla de actividades y unos horarios, hay institución; donde no por haber coordinación, hay dirección o, mucho menos, disciplina; donde no por haber un lugar compartido, hay un sentido común; donde hay una cierta organización, pero no órganos orgánicos; donde no por haber continuidad hay consecuencia; donde no por haber efectos hay disciplina; etc.
Un lugar donde, no por llamarse centro cultural, hay centro o resulte centro de algo; donde no por tener socios, conforma una sociedad ni tampoco una asociación. La interfaz, así, resulta ser un modo de organización social en la sociedad compleja posestatal. Por supuesto, lo del modo de organización social puede resultar abusivo desde el punto de vista estatal-nacional de lo que es un modo y de lo que es una organización social. Se trata de un dispositivo ligero, ágil, incluso light, adecuado a los tiempos de velocidad: una forma de organización social para un mundo de mónadas en la neomonadología de los muchos mundos posibles, donde muchos mundos son posibles a la vez[2], el mundo donde la realidad se desdobla en multirrealidad.
También es probable que este lugar, este ‘centro cultural’, no tenga una representación de sí mismo salvo un nombre, y si la tiene, es probable que las prácticas que ‘hostea’ no se vean representadas por ella, en el sentido de hallar allí su identidad, su sentido, su existencia; en el sentido de saciar allí su hambre de ser. Por otra parte, es muy probable que este Centro Cultural, de centro cultural tenga solo el nombre, y que sea una empresa, un quiosquito, a través del cual su ‘coordinador’ recauda los fondos que necesita para vivir y que, de alguna manera, viva de rentas, de la renta que le dan las actividades que se desarrollan ahí. En este caso, el nodo sigue siendo una interfaz, solo que, en vez de no-ser una institución tradicional, no-es una empresa tradicional.
Es una organización en el sentido en que se les dice organizaciones hoy, indistintamente, a las empresas o a las instituciones o a las organizaciones no gubernamentales. Pero –insisto– no una organización orgánica en el sentido corporativo y piramidal clásico (estructurada con un organigrama fijo y ordenado), sino una organización –como dicen los managerólogos– “biólogica” (instalada como un “organismo” ‘dinámico’ y ‘adaptable’).
PD de octubre de 2013: He vuelto al barrio, pero veinte meses es mucho… En menos que eso, en ese local hay un supermercado Día. Tal vez el barrio ha perdido una referencia. Un organismo ha mutado; la forma interfaz, forma organizativa del capital recombinante, ha triunfado.
[1] Me cuenta Gabriela Horestein que “Hay otro lugar así, es el club premier en Campichuelo entre Aranguren y Avellaneda. También existe la fundación de musicoterapia Benenzon en Manuela Pedraza y Moldes.”
[2] Ver Lazzaratto, Políticas del acontecimiento.