Que se vayan todos significaba que se vaya el todo
El ‘que se vayan todos’ no es mera inversión, mera rebelión, mera negación: también es afirmación. Lo difícil es caracterizar esta afirmación. “La calle era una fiesta”, cuentan. La calle era el lugar de revinculación: la fiesta es, antropológicamente hablando, un dispositivo elemental de relacionamiento y de creación de vínculos. Gracias a la calle del 19 y 20, a la calle cacerolera de diciembre de 2001, ahora teníamos vecinos. Estábamos vinculándonos nuevamente. El todo era prescindible, incluso era molesto: bien podía dejarse de hinchar las pelotas.
Continua leyendo "Que se vayan todos significaba que se vaya el todo"