Se dice que uno trae un hijo al mundo. Es como si fuera una buena acción que uno hace con un pequeño ser, y uno lo trae al mundo para darle cosas, sobre todo, amor. Pero soy padre desde hace casi tres años y me está pareciendo otra cosa. Anoto la experiencia que estoy haciendo al respecto.
Lo de que uno trae un hijo al mundo suena bien, o lo de que uno lo trae para darle cosas suena mejor, pero suena también insostenible, porque uno sólo puede traer algo que existe previamente. Uno al hijo no lo trae: lo fabrica. La pregunta sería qué fabrica uno al fabricar un hijo, y qué es lo que lo mueve a uno a hacerlo. Porque no es una efusión altruista eso de tener un hijo: el altruismo vale para alguien que ya existe, a uno lo satisface o le da rédito moral hacerle bien a alguien. Pero ¿cómo puede uno hacerle bien a alguien que no existe? Se me dirá: “Bueno, uno lo hace existir para hacerle bien”. Ahí, en este punto (que es un punto de partida diferente) quiero empezar yo el pensamiento de esta cuestión: ¿Por qué uno hace existir un hijo, y una vez que lo hizo existir, por qué uno quiere hacerle bien? Insisto con la idea que mueve a la pregunta: el pibe no existe; al no traerlo al mundo, uno no le deja de dar nada, uno no puede quitarle nada a alguien que no existe, uno no hace un mal por no traer al mundo a un chabón que no nació.
Uno tiene hijos por uno. Si uno tiene un hijo para verlo crecer, uno tiene un hijo para verse crecer. Tener un hijo te agranda, te expande, te afirma, incluso. Te multiplica concentrándote a la vez. Probar todas estas cosas es algo que lo mueve a uno a tener un hijo (retroactivamente, pues antes uno no sabe bien qué le va a hacer a uno hacer un hijo). Uno tiene un hijo porque no se quiere perder la experiencia de tener un hijo. Dicho de otra manera, uno tiene un hijo por uno mismo. Tener un hijo no es un acto de altruismo sino de egoísmo, de un egoísmo militante (tenemos aquí un caso de egoísmo productivo). Uno quiere que el hijo reciba cosas porque de esa manera las recibe uno; uno quiere que el hijo crezca porque de esa manera crece uno; uno quiere que el hijo tenga mucho amor, porque de esa manera lo aman a uno (si es uno mismo el que ama, el beneficio se duplica, porque amar también es amoroso, tanto como ser amado). También es por esto que cuando un hijo tiene un problema, el problema lo tiene uno; cuando un hijo hace algo vergonzante, la vergüenza la pasa uno, cuando hace algo bueno, el orgullo lo tiene uno, y así. Pues el hijo es uno, es uno de los proyectos de uno. Es un proyecto tan interesante que puede caminar por sí mismo. Que una vez echado a andar, desarrolla rasgos propios, una dinámica propia, una potencia propia que superará y alterará siempre las expectativas con las que uno empezó el proyecto. Pues tener un hijo no es proyectar una cosa sino proyectar una máquina que tendrá su propio dinamismo.
El hijo es esa parte de uno de la que uno puede hablar con orgullo sin que lo miren como a un fanfarrón. Al pensar en un hijo uno puede pensar en uno mismo sin sentirse egoísta. Uno puede querer lo mejor para sí mismo queriéndolo para el hijo. Toda esta generosidad para con los hijos es generosidad para con uno.
Por supuesto, los hijos no se limitan a cumplir los designios de sus padres; no se quedan conformes en esos estrechos confines de ser el lado satisfactorio, el lado “egolatrable” de su padre, el proyecto de otro; entonces salen a la búsqueda de su propio proyecto. La dura lucha –que no sé si comienza recién en la adolescencia, pero que sin dudas abarca toda la vida– es la lucha por tener un proyecto propio, la difícil tarea de tener un proyecto propio, que no es solamente el plan sino también su realización. Para esto, el pibe comienza desde tempranito la dura tarea de distinguirse de los padres. Esta lucha empieza como una batalla para diferenciarse a través de berrinches y cosas afines. Comienza tan temprano como en el octavo mes, si no es en el parto. Pero en la famosa angustia del octavo mes el chico comienza a resignarse a que es un ser distinto de la madre. Esto es claro, es objetivo, física y biológicamente; la lucha es por hacerlo realidad subjetivamente. Al menos esto es así en el mundo que yo conozco, no sé si moderno, o posmoderno, o qué.
Pareciera que para que el hijo deje de ser la parte satisfactoria y egolatrable de la subjetividad de los padres, debe ser padre también él. Se puede ser padre de muchas cosas, pero el recurso que está más a mano es, en general, ser padre de un hijo, tener el propio hijo como forma de tener el propio proyecto que no sea proyecto del padre. Se tienen hijos para dejar de ser hijos (en general, pues conocemos bien que hay padres que siguen siendo hijitos).
También habrá que ver (será parte de una dura lucha) cómo el padre se reacomoda al hecho de que el hijo ha dejado de ser preeminentemente la realización de su proyecto. Será necesaria una reformulación de la relación padre–hijo.
Muy cierto, traer(crear) a una persona a la fuerza al mundo, sin pedirle consentimiento ni opinión , es un acto de egoismo extremo.
Mi papa se miraba los testiculos y preguntaba; «¿Rodrigo, querés nacer?» El si me lo XD
Imagínate que existiera el libre albedrío antes de nacer como seres humanos. Y ya existìamos antes de nacer en este planeta como seres no físicos, pero con voluntad. En ese caso, sí habríamos elegido venir al mundo a tener la experiencia de la vida en la Tierra. Esta teoría es tan válida como pensar que antes de venir, no existíamos. Y es lo que la nueva corriente espiritual defiende.
Lo comparto totalmente. No me parece ético tener hijos. Yo cargaré solita con el peso de mi existencia y no le pienso pasar a otro el muerto. Ello te trae a veces soledad. No importa, también la pasaré. Siento que hago lo correcto y ello me hace vivir mejor. Precioso el texto. Gracias.
Gente: Nunca dije que ser padre es ruin. Claro que podéis interpretar eso. Solo digo que incluso la abnegación más pura tiene algo de satisfacción personal, al igual que decidir no tener hijos.
También digo que el mundo hay que habitarlo (no me refiero a poblarlo sino a apropiárselo), y eso uno puede hacerlo con los hijos. Les dejo este poema de José Agustín Goytisolo, que va con video de Paco Ibañez:
Totalmente, tener hijos me parece egoísta y egocéntrico. Pero no lo comento porque no queda bien. La gente le teme a la soledad, a no ser parte de algo, a no tener algo por lo que luchar. Luchar para ellos mismos les parece poco. Cuando tienen a su hijo ven que al final siguen con el mismo vacío pero encima cargan con un nuevo peso, la existencia de su hijo. Pero a la vez esa nueva criatura les aligera un poco el peso: «él me devolverá lo que he hecho por él». Todo muy falso y pasteloso. Admiro más a quien tiene un par de huevos y no carga su existencia en otro ser fabricado. Un saludo
Amén
…»él me devolverá lo que he hecho por él.»
Qué manera tan clara de expresar la deuda adquirida al momento del nacimiento.
El tener hijos o familia te hiso hablar de esto de lo contrario no tendrias tema de que hablar y sentir malo o bueno y mi preguanta es que seriamos.
¡No puedo estar más de acuerdo! Impecable texto. Gracias por hablar con tanta claridad de algo parece una herejía.
Tener hijos es el acto egoísta por excelencia del ser humano. Tranquilamente podrían adoptar a un niño abandonado: ahí si sería algo loable.
Yo también pienso que traer un ser a este mundo sin consultarle sin preguntarle por tanto sin seber si desea venir sí es un acto egoísta pues lo acemos Pensando en nosotros mismos y esto inicia con el acto sexual. Me pregunto cual es propósito cual es el beneficio que le hacemos al traerlo a este mundo donde por decirlo menos esta compuesto de malo y bueno 50% de cada uno.
No me arrepiento de tener hijos porque los amo pero si de aberlos traído a este mundo. Más aún viéndolos luchar día día por alcanzar sus propósitos y metas y esto me lleva a preguntarme también ¿si quizá ubiera sido mejor dejarlos donde estaban? Para mi es esta la realidad.
Personalmente creo que EL ACTO de tener hijos no es egoísta, así como no tenerlos. Creo que lo egoísta es LA INTENCIÓN con la que los traigas, que sí es totalmente subjetivo. Pues no es lo mismo tener un hijo para no verte solo-a en el futuro o porque es lo que toca, a tenerlo porque crees que la vida es maravillosa y una gran oportunidad de crecimiento. Personalmente no quiero tener hijos porque este mundo me parece muy primitivo todavía. Gracias por leerme.