El tiempo en la educación y en la capacitación

I.

Mi hija está terminando el ciclo de jardín previo al preescolar, un jardín que empezó al año y medio y termina ahora con cinco años en sala de cuatro, para entrar a preescolar el año que viene, en otra institución (en la que también cursará la primaria). Hoy hablé con Andrea (la maestra de la sala de cuatro), quien contó que estaban trabajando el tema del egreso en la sala, qué es un egresado, qué es egresar, etc., y decía que la finalización de este ciclo, el dejar esta primera institución, no significa que la experiencia realizada en esta institución se diluya y deje de existir.

A los chicos les dicen que tienen un ‘índice telefónico’ con los amigos de ahora y que el año que viene van a tener más amigos, pero que no van a perder los que tienen ahora. No me importa tanto si es verdad que no los van a perder, ni en qué medida van a conservar a los que van a conservar, etc., sino esta idea de que la experiencia realizada queda atesorada. Teníamos que llegar a una experiencia educativa, a un pensamiento educador para que el tiempo no sea sólo el instante que transcurre ahora, y que el pasado no sea algo ya consumido, algo ya extinguido, sino una experiencia internalizada, una experiencia constitutiva que actúa en el presente. Es como si Calu tuviera que decir «Yo me fui del jardín Planeta Juego pero Planeta Juego no se fue de mí». Podríamos decir: las etapas educativas pasan pero no se consumen; uno atraviesa etapas pero no las quema. La maestra no les dijo ‘se termina una etapa muy linda’, sino ‘esta etapa que termina se proyecta hacia la otra y es insumo de la otra’. (Ahora que oigo esto me parece mucho menos tonto el discurso típico de las directoras que oíamos en la época en que terminábamos la primaria: «ustedes se llevan algo dentro suyo», «siempre vamos a estar con ustedes» y cosas así). Cuando termina una etapa educativa, lo que termina es la internalización, la constitución subjetiva en torno a una experiencia, y comienza el uso de lo internalizado para habitar un nuevo ámbito o espacio que requerirá los recursos subjetivos aprehendidos en el espacio anterior.

II.

Tal vez es por esto que la idea de educación cada vez circula menos en el mercado, en los medios, en el espacio público, y circula cada vez más la idea de capacitación. La educación supone un tiempo progresivo, constructivo, un tiempo en el que cada momento contiene al anterior. Supone formación, supone constitución subjetiva, supone un tiempo constructivo. En cambio, la capacitación supone un tiempo discreto en el que cada instante es pleno, en el que cada instante no deja nada del anterior. Aquí, en vez de construcción hay sustitución; en lugar de sedimento hay escurrimiento.

Si la educación brinda recursos, la capacitación brinda información; si la educación supone una temporalidad con mediaciones en la que lo aprendido hoy se usará en otro lado y en otro tiempo (e incluso, diríamos, por parte de un sujeto que ya no será el actual), la capacitación supone un tiempo inmediato en el que no se brinda formación sino información -y la información es para ser aplicada inmediatamente. Si se habla de capacitación continua no es porque haya un tiempo con futuro, con profundidad, proyectable, sino porque el presente es constante (y en rigor es dudoso que siendo así pueda seguir llamándoselo presente; se llama instante). La capacitación es continua porque la obsolescencia de los saberes técnicos es inmediata. La capacitación es continua porque ya hay un dato nuevo que ya hay que aplicar. La capacitación es continua porque pronto (digo, ya) un saber técnico y una técnica nuevos desplazan a los actuales. Así como en los medios cada noticia desplaza a la anterior y en el videoclip cada imagen sustituye a la anterior, en el mundo del instante en general cada innovación deja obsoleta a la anterior.

La capacitación capacita en saberes técnicos; la educación, en cambio, educaba en un modo de vida (no solo cambia el contenido sino también la práctica, no solo el sustantivo sino también el verbo). Esto no es maldad, ni siquiera es cortedad de vista, sino que es lo razonable en un mundo en donde, como dice Edgard Morin, el futuro se llama incertidumbre. Si el futuro es incierto, lo extraño es que a tantas cosas se las siga llamando educación. Habrá que ver cuándo la palabra ‘educación’ se está usando más como un sinónimo de capacitación, como una representación atávica de unas prácticas que ya no son educativas (de prácticas que en realidad tienen el ritmo que les marca la temporalidad del instante y que no permiten ver mucho más allá de uno o dos instantes adelante). No se trata de cortedad de vista sino de cortedad del tiempo.

Resumo:

 

Capacitación

Educación

Duración

Continua

Progresiva

Contenido

Técnica

Saber

Utilidad

Inmediata

Mediada

Objetivo

Aplicación

Sedimentación

Estrategia

Información

Formación

Funcionamiento

Desplazamiento (Innovación-obsolescencia)

Acumulación (correlatividad)

Tiempo

Instantáneo

Constructivo

Sujeto

Capacitando

Educando

Circunstancia general

Fluidez

Solidez

 

 

P.S.:

Vengo de ver la muestra del taller de artesanías del grupo de Calu. Las artesanías tienen la característica de demorar: si pinto la cabeza de un títere, debo esperar a que se seque para pegarle el pelo, y así con todo. Cuando le compro al pibe un títere hecho, en cambio, le transmito que las cosas no están hechas sino que simplemente están (y que solo hay que dar con la vidriera adecuada). Un títere hecho es uno títere instantáneo -y así con todo. Una actividad de producción introduce tiempo donde solo hay instante.

Share

Comments

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *