La astitución es ese procedimiento por el cual el capital recombinante logra crear elementos que recombinar. Los elementos recombinables son tales que, por un lado, son lo suficientemente consistententes como para poder entrar en conexión con otros si algún proceso de maximización de ganancia (económica o de otro tipo) así lo requiere, y, por otro, son lo suficientemente inconsistentes como para desconfigurarse y reconfigurarse para poder entrar en conexión con otros si algún proceso de maximización de ganancia así lo requiere. Los elementos que admiten estas exigencias del capital recombinante son de variadas naturalezas: semillas, libros, instituciones, máquinas, ‘identidades étnicas’, minerales, ‘agrupaciones políticas’, fármacos, empresas, glaciares, información, obras de teatro, nóminas de personal, teorías científicas, personas, mapas genéticos, religiones, fábricas, imágenes…
La astitución no es una actividad configurante ni constituyente, ni desfigurante ni destituyente, sino figurante.