notita sobre el colchón imaginal
Como ya veníamos viendo, en la égida de la imagen, no solo las representaciones sociales son imaginales, también lo es la relación entre imágenes y cosas, que ya no es de adecuación sino de mera conexión puntual y precaria. Pero hay más.
En una publicidad de colchones Piero que escuché el otro día en la Rock&Pop, un muchacho suspiraba algo así como: ‘Cómo me gustaría tener los abdominales de la propaganda de slips, cómo me gustaría salir con la modelo de la tele, voy a tener toda la plata que tiene Fort y compraré el último Porsche…’, y así por el estilo. La voz del locutor lo interrumpe diciendo: ‘Soñá nomás, pero para soñar hay que descansar bien en un colchón Piero’.
Aquí vemos cómo la dinámica imaginal imprime una dinámica a los sujetos no porque convenza, no porque sea verificable, sino porque propone una conexión con lo que se desea: Esta conexión es también imaginal. Tal vez el que está pensando en hacer dinero o tener unos buenos bíceps no va a ir a comprar un colchón Piero por escuchar esta propaganda, pero sin duda, se va a movilizar subjetiva, globalmente como lo que sueña se lo indica.
Los deseos que las imágenes desparraman por ahí no funcionan porque sean realizables (aunque no estoy diciendo que sean irrealizables sino solo que funcionan independientemente de su factibilidad). Los deseos imaginales, incluso para la enorme mayoría que no los alcanza, dan la imagen de ser alcanzables (incluso dan la imagen de estar siendo tocados con las manos) a través de la imagen.
Retomo. La conexión entre la imagen y la realidad es imagen de conexión. Esto no significa que la conexión sea falsa, sino que es imaginal, que se establece imaginalmente. Esta imagen no es adecuada y en este sentido no es verdadera, pero sí es obvia (Ver «Notas sobre la obviedad»). En otras palabras, la imagen es abiertamente una fuerza: es una representación no representacional, y en tanto tal, no necesita adecuarse a la realidad, alcanza con que se conecte con ella, a la vez que se conecta con el deseo y la valorización: la actividad de los cuerpos, la del capital y la de la imagen se conectan y se con-mueven a través de la imaginalización.
La imagen sinergiza orientación vital, deseo subjetivo y valorización del capital. En otras palabras, la imagen opera la movilización capitalista de la vida (lo que López Petit llama movilización global).