¿Contactos sin vínculo? Un bosquejo de la vincularidad fluida

  Por Pablo Hupert y Franco Ingrassia1 No sé nada de estos temas pero me parece que te hacés la loca de superación moral contemporánea, mezcla de partisana combativa del instante con chica sedimento. Todo medio en vano. Vos y yo sabemos que en el fondo sos bastante bambi. Ese semblante travesti anti emo que …

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Llegó Judaísmo Líquido

Luego de mucho trabajo de edición y en la editorial, llega por fin a las librerías este intento de ubicarnos en lo judío contemporáneo.
En el intento, hemos encontrado que se puede pensar el consumo como algo más que comprar/vender/publicitar: una forma de relación con la cultura.
El consumo, esa forma de relación, licúa subjetividad, identidad, instituciones. Esto es lo este libro me dejó leer.

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La relación entre sociedad y Estado como matriz social general

La tesis quedaría como mera postulación de isomorfismo, sin preeminencias. Las relaciones sociales y la relación sociedad-Estado tendrían matrices comunes tanto en tiempos sólidos como fluidos, nacionales como posnacionales, pero eso no significa que siempre sea el mismo término el que, cual práctica dominante, matriza al otro.

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Ignacio Lewkowicz: estrategia de pensamiento, estrategia vital

Irnos de la representación de lo que hay para llegar a lo que hay. Como dice Pancho Ferrara, no se trata de irnos de acá, sino de irnos acá. Si a algún viaje nos invitaba Nacho, era al viaje a la situación: vamos hacia acá. Vivamos acá, y no en la representación de acá. Para esta operación, Nacho tenía un verbo claro y oscuro: la llamaba pensar.

¿Cómo aprehender eso no representado que se presenta? Pensándolo, claro. Laburo cuando menos doble: una percepción atenta a lo no-representado, por un lado. Lo buscaba con maestría, Nacho: en una desatención[5] o en una incoherencia[6] en el nivel de la representación; o en el nivel de la presentación en una mutación inadvertida[7] o en un acontecimiento[8] o en un exceso[9], o incluso en una falta.[10] Esta enumeración no agota los caminos que podíamos tomar para alcanzar la presentación, pero ilustra la disponibilidad, la apertura, la atención que Ignacio empeñaba en ese viaje a que nos invitaba, ese viaje que necesitaba hacer para habitar la situación, para ir acá. Y por otro lado, aunque en un mismo movimiento (e incluso antes), el laburo de pensar eso que se presenta y que las representaciones obstaculizan percibir y aprehender.

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Las crisis y la gobernabilidad y un más allá de esto

Las crisis y la gobernabilidad y un más allá de esto Pablo Hupert La coyuntura, dicen, es crítica. Hablemos de crisis, pues, pero no tanto de coyuntura. Ubiquemos la especificidad de nuestro momento político no por las urgencias sino por tendencias y procesos de largo alcance que este momento prolonga o altera -o controla. 1. …

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Un régimen político y un Estado de nuevo tipo (10 años de Kirchners)

I. Mirar distinto Lo bueno de escribir sobre un décimo aniversario es que no hay que escribir sobre los últimos diez minutos. Entonces podemos preguntarnos sobre los esquemas fáciles que la velocidad mediática nos impone y que tan bien les vienen a gobierno y oposición, siempre entretenidos en acusarse mutuamente de pergeñar lo peor para …

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Inundados de imágenes sin desborde

(Inundación en Capital. Vayan unas notas luego de todo un día viéndola por TV.)

Canalizar el arroyo Vega es algo que falta hacer, por supuesto. Pero hay muchas canalizaciones ya hechas en el tratamiento mediático de las inundaciones capitalinas de ayer. Canalización, por parte del kirchnerismo, de las responsabilidades hacia los titulares porteños de la gestión municipal (“soltar la papa caliente”), sí. Canalización, por parte del macrismo, de la emergencia hacia el largo plazo (“patearla para adelante”), también. Pero sobre todo hay otra: canalización de la atención, por parte del periodismo (y me refiero a los dos periodismos oficialistas: el oficialista del gobierno argentino y el oficialista del gobierno porteño), de los problemas de estructura a las emergencias de coyuntura. Esta canalización, este desplazamiento de la atención y la opinión opera con mil variantes: de la orografía al alcantarillado, del código de planeamiento urbano a la hora en que hubo presencia de Defensa Civil, de la corrupción sistémica a las partidas presupuestarias o los avales crediticios, del sistema de corrupción a los gastos inadecuados, del cambio climático a los pifies en los pronósticos, de las condiciones de gobernabilidad a la opinión sobre tal o cual gobernante, de las causas de largo plazo a los parches faltantes, de la incapacidad intrínseca del Estado contemporáneo para contener paternalmente a sus gobernados a las ausencias de los funcionarios, de la gestionarización de la gubernamentalidad a los errores o las desidias en la gestión, de la complejización mayúscula de la urbe a la falta de atención al vecino, de los problemas de vivienda en el Sur también inundado a la gente-como-uno-sin-respuesta-de-las-autoridades y que en vez de evacuarse muestra por TV cómo le quedó la casa “por suerte –lo digo en chiste para no llorar¬¬– tengo una planta alta y desde la mañana que no puedo bajar a ver qué puedo rescatar”, del modelo de urbanización comenzado en la Dictadura a las obras faltantes para apuntalarlo, del AMBA a CABA, de los countries que alteran el ecosistema a las casas ‘dadas vuelta’, de la desvitalización cotidiana a la cantidad de muertos, etc. En síntesis, del modelo de desarrollo –que incluye una concepción de la felicidad, un modo de gobierno, un modo de comunicación, etc.- a los síntomas de todo eso –por ejemplo: frustración, ineficiencia, amarillismo¬–. Más sintéticamente aun: de las condiciones (sociales y de largo plazo) a los gestos (personales y espectaculares). O también: de los problemas a las soluciones.
Pero guarda. No estemos diciendo que todo esto requiere una solución de fondo integral y permanente como una revolución ecológica y socialista. Ni, más ‘realistamente’, estemos diciendo que requiere un “abordaje de largo plazo, multidimensional y multidisciplinario” por parte de las autoridades. Todo esto (las condiciones y los procesos sociales “objetivos” lo podemos señalar, pero señalemos también que los “problemas objetivos” no existen, salvo cuando no hay problematización colectiva. Que, cuando no hay problematización colectiva, los problemas objetivos se canalizan como demandas al Estado.
Esta es la gran canalización operada por doquier y en la que caemos y recaemos una y otra vez: canalización de la politización colectiva a la interpelación mediática del funcionario. De la problematización a la insatisfacción reclamona, o del pensamiento al moralismo crítico.
Desde un punto de vista político (no estatal, no mediático, no vecinal, no vecinocrático), no será problema un proceso objetivo atestiguado por los investigadores sino un obstáculo a un proceso subjetivo trabajado por el nosotros que lo aborde. ¿Cómo podemos pensar, problematizar, politizar las inundaciones desde un punto de vista que no sea el supuesto de que alguien las puede solucionar?
Se trata de detectar los puntos de potencia que exceden la performación imaginal de lo social, más que de denunciar los actores del poder que faltan a su responsabilidad gestional en el Estado. Se trata de encontrarnos con ellos para pensar. Lo señalo para no caer en la canalización académica de la energía: esa que, citando las investigaciones realizadas y las faltantes, nos desplaza del pensamiento al conocimiento. Si apunto los procesos de largo plazo y amplia geografía ocultos por la canalización mediática-estatal del desborde de los fluidos, es para sugerir que no se trata de reencauzarlos pues darles cauce está fuera de todo poder y que pensar el desborde está al alcance de la potencia nuestra. Pasemos de la inundación objetiva al desborde subjetivo. Podemos si pensamos eso donde el sistema estatal-mercantil-mediático no ponen su foco o la forma en que nos hacen poner el foco fuera de eso (eso con potencia de desborde). Podemos desplazarnos de la opinión o el conocimiento al pensamiento.

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¿Infraeconomía? Notas desde la transición desconocida

En este capitalismo financiero operan también muchos procesos subjetivos –políticos y económicos. En estas condiciones se da la transición desconocida. Si en su costado político se puede hablar de infrapolítica, en su dimensión económica se puede hablar de infraeconomía. La infraeconomía produce nuevos posibles, convierte en verosímiles las ideas de una vida eximida del padecimiento capitalista. Acompañada del trabajo estético, las imagina, las prefigura.

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Fotos y audios del panel "Politizaciones! #8N Yo no voy, pero debato!" en Rosario

Mesa de debate a propósito de las movilizaciones del 8 de noviembre de 2012.

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