El desinterés, el actuar desinteresado, no conlleva necesariamente un interés-actuar grupal y mucho menos un conatus colectivo.
No es que los intereses superiores al propio sean improcedentes, no estén justificados, estén tachados de autoritarios o de opresivos ni nada por el estilo, sino que al preguntarle por sus aspiraciones, sólo escuchó la pregunta por sus aspiraciones individuales. No se ve (porque no hay) ningún interés aparte de la individualidad. El egoísmo contemporáneo, entonces, no siempre es un valor; es un supuesto, un dato, una premisa ontológica de esta sociedad, y por eso es que encontramos egoístas generosos como este documentalista, que generosamente regalan su trabajo, su tiempo, su saber, para un video institucional de una institución sin fines de lucro y que, sin embargo, no tienen ni ven ni oyen intereses grupales.
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