[extracto del segundo capítulo del libro de historización de Argentina]
Cuando Belgrano crea la bandera y la enarbola contra la voluntad del Triunvirato, o cuando, por propia decisión y a pesar del anticlericalismo de la Revolución, hace jurar a sus tropas por la virgen, y sobre todo cuando decide presentar batalla en Tucumán y no obedecer la orden del Triunvirato de retroceder hasta Córdoba, no sólo está pensando-configurando la crisis desde su situación: también está diciendo que la crisis abierta por la Revolución no puede pensarse y mucho menos resolverse desde un centro, y mucho menos si ese centro es Buenos Aires.
En este sentido, el pensamiento sanmartiniano (una gesta cuyos centros se van trasladando de Buenos Aires a Córdoba, de esta a Cuyo y luego a Santiago de Chile y de allí a Lima) estará en fidelidad al de Belgrano: la Revolución se piensa-configura desde cada situación, y no desde un centro único.
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