Néstor reconoció un poder real, el juvenil, oculto. “Después escuchamos esa brutalidad de Carrió sentada en la mesa de la señora Legrand, que dijo que el velatorio lo organizó Fuerza Bruta. Lo que hay que hacer es una enorme fuerza para ser tan bruta y decir semejante cosa. Los pibes salieron de abajo de las baldosas. Lo que más le preocupa a la derecha es que tienen en claro que hay poderes reales que condicionaron la vida de los argentinos y están dispuestos a enfrentarlos.” (Entrevista de E. Talpone a Aníbal Fernández, publicado en el blog de AF como “La única que le garantiza a la Argentina de a pie sus garbanzos, es Cristina”, subrayado mío)
Es asombroso este punto de vista: AF con “poder real” no habla, como suele hacerse, de las multinacionales o algo por el estilo, sino de ese movimiento real y potencialmente autónomo que por lo mismo no es conveniente dejar de advertir. El kirchnerismo rinde homenaje, de modo actualizado, a la sugerencia de Perón de que para no perder todo hay que ceder algo, pues aquellos a los que el establisment no quiere cederles nada son un poder real que solo el peronismo sabe aquilatar e integrar, pues el kirchnerismo les asegura los garbanzos a todos, al establishment también. Sí, también al establishment. No digo nada nuevo, pero yo aun no había visto al todo-terreno defendiéndolo:
“–Estos días se publicó que un conocido empresario automotriz [de Fiat] abrirá un nuevo turno de trabajo y sumará a mas de 1000 empleados, obligado por el crecimiento de la producción de vehículos. ¿Por qué los empresarios, que ganaron tanto dinero con este modelo económico, son tan reticentes a apoyarlo? –No creo que sean reticentes. A mí nadie me dice que apoyen a otro. Pueden no estar de acuerdo con alguna medida o porque pretenden beneficios a los cuales no llegan. Lo que no pueden es estar en contra, porque la rentabilidad que tuvieron fue muchísima” (ibíd., subrayado mío).
Lo que queda demostrado. Lucas Carrasco lo dijo con su cruda agudeza: “las santísimas reservas del Banco Central ahora son manejadas por una persona progresista que hace lo mismo que Martín Redrado pero que es progresista”.