Concepción que concibe lo social como Uno, como Sociedad, como cuerpo centralizado y representado-representable.
“La acción, en especial la social y también singularmente la relación social, pueden orientarse, por el lado de sus partícipes, en la representación de la existencia de un orden legítimo. La probabilidad de que esto ocurra de hecho se llama «validez» del orden en cuestión.” (Economía y sociedad, México, FCE, 2002 [1922], 25, subrayados en el original)
“Cuando se ama a su patria, cuando se ama a la humanidad, no se puede ver el sufrimiento de sus compañeros sin sufrir uno mismo y sin experimentar la necesidad de llevarles un remedio. Pero aquello que nos liga al prójimo no es nada de lo que constituye su individualidad empírica, sino que es el fin superior del cual es servidor y órgano… La sociedad es el fin eminente de toda actividad moral… es un fin trascendente para las conciencias individuales.” (Durkheim, Sociología y filosofía, Comares, Granada, 2006 [1906], p. 54) “Querer a la sociedad es, por una parte, querer algo que nos cubre y nos supera; pero es al mismo tiempo querernos a nosotros mismos y así, no podríamos pretender salimos de la sociedad sin querer dejar de ser hombres.” (p. 56)
“En cada siglo, [Tocqueville] encuentra «un hecho singular y dominante con el cual los otros se relacionan; ese hecho da origen, casi siempre, a un pensamiento madre o a una pasión principal que termina por atraer y arrastrar consigo todos los sentimientos y todas las ideas. Es como el gran río hacia el cual parece correr cada uno de los arroyos circundantes». Al encarar el estudio de la sociedad norteamericana de mediados del siglo XIX, Tocqueville ve en «la igualdad de condiciones» «el hecho generador» del que cada hecho particular parece descender y que encuentra permanentemente ante él una especie de «punto central» hacia el que convergen todas sus observaciones. Esta idea de un pensamiento madre que «encadena, por decirlo así, todas sus partes» debe ser entendida… como una especie de matriz… —o un principio de engendramiento— que está en el origen de una dinámica de época.” (Revault d’ Allonnes, El poder de los comienzos: ensayo sobre la autoridad, Buenos Aires, Amorrortu, 2008, p. 36, subrayados míos)
“Pese a la divergencia y diversidad de públicos coexistentes y entremezclados en una sociedad, juntos parecen formar un único y mismo público por su acuerdo parcial sobre algunos puntos importantes; y es esto lo que llamamos opinión, cuya preponderancia política crece siempre. En ciertos momentos críticos de la vida de los pueblos, cuando un peligro nacional se presenta, esa fusión de la que hablo es sorprendente y casi completa; y vemos al grupo social por excelencia, la nación, transformarse como todos los otros grupos en un haz de lectores febriles, pendientes de la lectura de las noticias. En tiempos de guerra, clases, oficios, sindicatos, partidos, nada parece subistir de los agrupamientos sociales en Francia, a no ser la armada francesa y «el público francés».” (Tarde, Creencias, deseos, sociedades, Cactus, Buenos Aires, 2011 [1904], p. 221, subrayados míos)
Ver esquemas de estos textos en «Cuatro formulaciones representacionales esquematizadas«