Lo que Soldati mostró.
No solo árboles se lleva la soja: también personas.
La crisis del Parque Indoamericano mostró un problema, un brete, y una resolución. El problema era de la sociedad; el brete, de los gobiernos nacional y porteño; la resolución, de la coyuntura y no del problema.
Despejemos el tema para entrarle al problema. Buscar culpas es inútil, pues hasta el momento resulta imposible saber qué pasó exactamente; cada parte en conflicto (incluyendo barras y okupas) desplegó su propia campaña mediática. Lo que pasó desborda todos los relatos disponibles: policial, periodístico, judicial, gubernativo, de los movimientos, de las ong’s, etc. Dejemos a los letrados y académicos que hagan sus morosas investigaciones. Ahora es útil (para una estrategia que busca entender la dominación y la liberación contemporáneas) pensar qué mostró y qué queda de esta crisis.
Dentro de “el modelo” kirchnerista, el déficit habitacional no tiene solución. Se habla de 500.000 personas con dificultades de vivienda en Capital y Conurbano y 3 millones en todo el país. La expansión sojera priva a la población rural de tierras y saberes campesinos, y la manda a las ciudades, cual océano que deposita la basura en las costas. Por eso ya viene habiendo tomas de tierras urbanas hace tiempo[1] y las sigue habiendo estos días –y seguirán. Dice F. Loewy:
“Aún incrementando su productividad, el campo argentino se vacía de presencia humana. Languidece la mayoría de las poblaciones del interior, mientras en los polos de concentración urbana se acumula sociedad argentina en un absurdo marco de estrechez, una sobrecarga poblacional sin espacio, sin suficientes oportunidades de trabajo ni infraestructuras que alcancen.”
La crisis del Parque mostró una incongruencia de “el modelo” posconvertibilidad. Una de sus banderas son los superávits gemelos, que permiten implementar políticas sociales. Ahora bien, el país produce superávit comercial gracias a la soja, que produce déficit habitacional. Soja e inclusión social son incompatibles.
O sea que, para entrarle al problema, conviene evitar buscar las causas en la conspiración[2] y la xenofobia[3]. La causa es la expansión expulsiva de la frontera agrícola combinada con la expansión atractiva (pero no inclusiva) de los centros urbanos. La imprevisión habitacional, la imposibilidad de represión a mansalva, la inconsistencia constitucional Ciudad-Nación, la rivalidad entre la Jefatura de la Ciudad y el PEN, la brutalidad policial, Macri, Cristina, los barras y toda esa lista de cosas en las que se vio la raíz del problema son agravantes, y tal vez desencadenantes, pero no causantes.
Ahora bien, si la expulsión de población y las tomas de tierras son fenómenos duraderos y no puntuales, ¿por qué la ocupación del Indoamericano estalló en crisis? Porque se dio en la ciudad más importante y por las muertes, que la llevaron a las primeras planas y pantallas y puso a los gobiernos en un brete.
“Es previsible que el tema se aquiete y deje de ser noticia, pero sin soluciones de fondo, el problema continuará.” decían los académicos Kessler y Cravino en La Nación el 16/12. Pero lo único que importa, desde el punto de vista de los gobiernos, es si sigue llenando las pantallas, si afecta a sus imágenes, etc. O sea: es mucho más simple (y difícil) que el problema habitacional. Difícil es el brete: No alcanza con construir, pues no hay dónde. No alcanza con evitar las migraciones internas, pues la soja se expande. No alcanza con no reprimir, pues los sin techo no se quedan esperando mansamente. No alcanza con reprimir, pues los medios muestran o denuncian y el clima conspirativo-destituyente arrecia y/o la imagen baja. Tampoco se podía, en la ciudad más importante del país y a días de Navidad, y esperar a que se desgastara la toma. La represión en tiempos K andaba bien cuando quedaba en manos de las provincias o municipios o comisarías o paramilitares o patotas. Es decir, cuando quedaba a cargo de una instancia (supuestamente) lejana al (supuesto) centro de decisiones. Ahora el conflicto ocurría en el mismo centro del país pero no había fuerza represiva “subnacional” ni paraestatal que la emprendiera eficazmente contra los okupas. El gobierno nacional no tenía forma de desentenderse de este drama. La inconsistencia jurídica de una ciudad autónoma que es a la vez sede del gobierno nacional pasó de solapamiento a vacancia, siendo ambos a la vez: solapamiento jurisdiccional, vacancia represiva. En esa coyuntura, las demás vacancias –legal, política, habitacional, social– eran pura abstracción al lado de la palmaria crisis del Indoamericano. Había que improvisar algo.
Soldati puso a los gobiernos entre la espada y la pared: conservar la imagen y la gobernabilidad y a la vez no dar una solución de fondo, sin poder ni reprimir abiertamente (como hacían De la Rúa o Duhalde) ni dilatar indefinidamente (como se hizo con Gualeguaychú, o como parece ser la tónica con las tomas de tierras en curso en estos días[4]) ni serle indiferente y endilgarlo al gobierno “provincial” (como cuando no es en CABA; por ejemplo, el conflicto docente neuquino que terminó con la vida de Fuentealba).
En ese brete, en ese atolladero, sugerí en el post del martes que había 3 caminos para salir del paso: a) resolución ‘neoliberal’ (represión y caída del tinglado k de gobernabilidad); b) resolución kirchnerista (medidas populistas sin solución de fondo); o c) invención de una nueva gobernabilidad.
El segundo camino fue el que se siguió, pero «reinventándolo». Examinémoslo, pues nos muestra bien la modalidad pos-2001 de lograr gobernabilidad. Constatación: Existe “un más allá del orden convencional”, una ‘para-sociedad’ marginal que no se deja gobernar formal e institucionalmente. El sistema de poder de hoy no funciona si no se inmiscuye en ese universo paralelo creando interfaces que conecten lo territorial y lo formal, lo excluido y lo institucional, lo local y lo superestructural. Algunos recursos de esa inserción territorial son la policía, los narcos, punteros, barras, ong’s, movimientos sociales. Dado este ‘más allá’, el kirchnerato, como protocolo de gobernabilidad, necesita de informalidad y baja institucionalización, de territorialización del poder, para tener amplia movilidad y gran margen de maniobra.[5]
Dada la labilidad de los vínculos marginales (y de lo socioeconómico en general, obviamente), el camino kirchnerista de tramitación del gobierno de lo social supone una recurrente reinvención del tinglado (en este caso, la ‘cooperación’ con un ‘gobernador’ opositor) y una gestión ad hoc de las crisis (las medidas concebidas y acordadas con Macri valen para los okupas del Parque y no por ejemplo para los del Club Albariño, y solo por esta vez) y una gestión ad hoc de la represión y disuasión (por ejemplo, que el cerco de Gendarmería impidiera la entrada de alimentos, agua y medicinas, o que los cónsules de Bolivia y Paraguay fueran a “ablandar” a los ocupantes). Macri, como ‘gobernador’, se avino a recibir algo así como un ‘aporte del tesoro nacional’. La crisis se resolvió con más kirchnerato (aporte del tesoro nacional a CABA), solo que esta vez el kirchnerato como protocolo de gobernabilidad se extendió a una jurisdicción y un gobernador rivales y plañideros y no asegura su disciplinamiento con caja (aunque sí puede haber empeorado su imagen y mejorado la oficial). Es un kirchnerato recreado/reinventado (la marca Kirchner lanzó una nueva versión, 3.7, digamos). Este camino es creativo, laborioso, proactivo, febril: gestión ad hoc permanente; cada resolución no asegura valer para próximas ocurrencias del problema.
Con la reinvención del kirchnerato como protocolo de gobernabilidad, se encontró una resolución (que no una solución). Si el problema vuelve a presentarse o aparecen nuevas y parecidas presentaciones, lo veremos sobre el pucho (en una de esas no se presenten de modo tan acuciante). En otras palabras, CFK puede dar un discurso más o menos así: “Comm-pañeros: Feliz Navidad, el Parque está en orden (aunque no el Club, pero quédense tranquilos, que algo ya se nos va a ocurrir; por lo pronto que no haya muertos, que ahí sí se nos pudre todo)”.
¿Y el tercer camino? Puede pasar por “superficializar el modelo”: reasentar la población en el campo, retraer la frontera sojera, etc. o puede pasar por la autonomía de los sin-techo. Pero un Estado posnacional y global no hace eso. Entonces bien, los sin-techo, ¿deben ser objeto (de represión o de justicia, de acusaciones y defensas, de sufrimientos o de prebendas, de olvido o reconocimiento, de abandono o políticas estatales adecuadas, de recuentos bajo amenaza, etc.)? ¿Deben no ser sujetos de sus problemas de vivienda? El segundo camino los hace objeto. Tomando el tercer camino, en cambio, se hacen sujetos de una nueva relación con su vida, con lo social y con lo estatal. Por ejemplo, decidiendo su lugar de residencia y autoorganizándose para tomarlo y lotearlo, como por un momento hicieron y ahora hacen los del Albariño: ““Es gente que no acepta conducción política”, describió uno de los más importantes dirigentes sociales K… Algunos participaron en otras tomas” (Wiñazki, “El Gobierno, ante un conflicto al que no consigue darle cierre, 18/12”
[1] Luis Juez habló en Canal 26 de 4 plazas ocupadas en Córdoba. “Durante todo el año, y también en el 2008 y 2009, nomás en la ciudad de La Plata, hubo varias tomas de tierra en la periferia de la ciudad que fueron rápidamente reprobadas por el periodismo local, resistidas por los vecinos con la misma pirotecnia verbal xenófoba, y, alguna de ellas, desalojadas violentamente por la policía bonaerense” (E. Rodríguez, “Sobre el nuevo ministerio de Seguridad”, 14/12).
[2] “Sería de desear que el vandalismo de Soldati fuera el resultado de una acción organizada. Que los barrabravas que actuaron en la batahola reportaran a algún puntero, y éste, a algún político más o menos conocido. En tal caso, el sistema establecido sería capaz de devolver el orden a la zona. Pero las evidencias dicen lo contrario: el universo en el que se produjo la convulsión está cada vez más alejado de las organizaciones políticas formales y se rige por sus propios alineamientos. Sergio Schoklender puso en evidencia esa distancia, ya que al pedir la represión policial demostró que las amenazas venían desde un más allá del orden convencional.” (Pagni, Luctuoso laboratorio, LN, 13/12, subrayado mío)
[3] Horacio Cárdenas, docente de 5to año de la escuela 15 de V. Soldati, escribió una carta el 10 (www.anred.org) “Melisa cuenta que en esos terrenos del Parque hace años que hay olor a muerto. Suele ella encontrar algunos huesos y más de una vez tuvo que escapar del horror de los cadáveres. Varios dicen que sí: todos saben que allí descartan los fiambres chorros y yutas. Ese baldío, cementerio del fin del mundo, es el «espacio público» que los hipócritas dicen defender… Esto es algo de lo que pasó en el aula de quinto de la escuela 15 hoy por la mañana.Y esto es también algo de lo que no pasó: ninguno le echó la culpa a los bolivianos, ninguno se quejó porque sí paga sus impuestos, ninguno temió porque le vayan a ocupar también el Parque Avellaneda, ninguno pensó que hay «vecinos» por un lado y «usurpadores» por el otro, ninguno pidió la policía para sentirse más tranquilo.”
[4] Para poder recurrir dilación, debe asegurarse que no haya muertos, al menos provocados por fuerzas de seguridad.
[5] Por lo demás, no hay sujetos de derechos sino grupos de presión, sean estos empresas y sindicatos o sean los sin-techo: cuando la institucionalización es baja, nada se consigue sin prepotencia.
Estoy inventariando las formas sutiles de represión que instrumentó el Estado para no reprimir abiertamente en el Indoamericano. Ya la postearé!
Hola pablo. Esta bueno el analisis que haces, habra que incluir la frontera sojera de los paises limitrofes tambien? Me gusta incluir lo que decis de la atraccioon que ejerce la ciudad, eso hay que verlo, no tengo muchos elementos, mas que los empiricos, ¿vos?
Te reenvio lo que mando una compañera del MTR, que coincide en varios puntos, y agrega su experincia en el parque mismo.
No se que es eso de las promesas de escrituracion de Rodriguez Larreta, porque no vine siguiendo las etapas, solo estuve mas pendiente cuando ambos gobiernos ‘se retiraron’ oficialmente (porque la tercerizacion via bandas seguia operando), y era muy impresionante este juego ausencia de estado/reclamo al estado. Los juegos: o reprimir o dejar hacer, sin que apareciera la idea ed sentarse a intercambiar, eso que vos decis ‘considerar sujetos’ a los que estaban tratando de ‘hacerse un lugar’.
bueno, interesante vsiibilizar estas conexiones que hiciste. Y si, es un brete para el gobierno, ¡y vienen a joder en un año electoral!
Repito, no se como empezo esto, pero ya me sorprendi con la reaccion popular ante la muerte de NK, la gente en la plaza; y me vuelvo a sorprender ante esta gente en el parque. ¿Los sujetos estan mostrandose mas o a mi me parece? Es una simple explosion pre-electoral… hay otra cosa? Tengo la sensacion que hay mas emocion y mas vida, tambien por eso mas violencia (y no me refiero solamente a las muertes) en la calle, expuesta, a la vista.
Hola, Alejandra. Respecto de la última pregunta que hacés, que es a la vez lo más importante y lo más difícil de visualizar, extracto lo siguiente de un mail del 13/10 de una activista del Movimiento Teresa Rodríguez – La Dignidad:
«Durante las noches violentas, fue muy complejo. Se tomaron medidas de seguridad y se trabajó con los compañeros para que dejaran el lugar, para buscarle otra vuelta al asunto, para no dejar la vida en lo que se había convertido en un escenario de muerte, utilizado como tablero del juego del poder. Pero no pudimos. Están tan convencidos de sus derechos, tan conscientes de sus necesidades que no les importó la utilización que se estaba haciendo. No les importó arriesgar sus vidas. No había un interés o motivo político, se trataba del ejercicio de sus derechos, de la propia dignidad.»
si se puede lograr un camibo educativo, pero tienen que cambiar la raiz, contratar personal eficiente comprometido con su labor docente que se desmpef1e profesionalmente de manera adecuada . Los puntos que trata la OCDE son muy acertados y seria maravilloso que se en verdad se llevaran a cabo y no que pasara como los anteriores proyectos educativos que se han ofertado o dar a conocer que son buenos pero que no pasas de estar en un simple PAPEL PLASMADO y ahy se queda no pasa nada y Mexico sigue igual , lo que se necesita en Mexico es Maestros CAPACES Y COMPROMETIDOS CON SU LABOR DOCENTE .