El modo económico dominante matriza los modos de reconocimiento y de relación

Jorge Iacobsohn me repitió la tesis filomarxista de que el modo de producción, o incluso el proceso productivo, es lo que matriza el modo de relación en general. Las relaciones sociales de producción dan la pauta, la forma y la estructura de las relaciones en general. Pero agregó una precisión preciosa: El modo en que uno consigue alimento depende del reconocimiento.

No dio ejemplos, pero yo digo, por ejemplo, que uno obtiene su sueldo (incluso siendo gerente) si le reconocen que trabajó bien, o al menos si le reconocen que trabajó. Si uno es patrón o comerciante, en vez de empleado, también necesita reconocimiento para hacer sus ingresos (reconocimiento de que lo que produce o vende tiene calidad, utilidad, buen precio, valor, lo que fuera).

Siguiendo a Jorge, esto es lo que hace que la forma de obtener alimento matrice las relaciones sociales, porque las relaciones sociales, justamente, se dan por reconocimiento. Entonces, las formas productivas matrizan las formas de sociabilidad o las formas de relación porque matrizan la forma de obtener y dar reconocimiento.

Es visible cómo esto afecta los proyectos personales, las relaciones de amistad o de compañeros de trabajo o de estudio, pero también cómo afecta las relaciones de las instituciones con sus supuestos candidatos a miembros o socios. Las instituciones siempre necesitaron del reconocimiento de sus adherentes, de sus miembros, pero ahora este reconocimiento deben obtenerlo por medio de actividades o recursos que resulten atractivos. Las instituciones buscan atraer a los candidatos a miembros llamados “la gente”. Y muchas veces logran atraerlos, y muchas veces “la gente” se siente atraída por las instituciones, se siente satisfecha por ellas, porque potencialmente pueden satisfacerla. Ocurre que el mismo éxito en conseguir la atracción y la satisfacción, sea por la calidad de las actividades (y se dice “calidad del servicio brindado”), sea por su bajo precio (o directamente su gratuidad), sea por ambas cosas, la relación que se establece depende de un reconocimiento “consumidoril”, y tiene sus atributos (derechos pero no obligaciones, ausencia de compromiso, lazo efímero, actitud estética y no moral, temporalidad fluida, etcétera).

El reconocimiento es tan constitutivo porque toda subjetividad se construye a partir de una mirada[1]. O sea que el tipo de reconocimiento imperante, el modo imperante de reconocer y ser reconocido en una época, es el que determina el modo de la subjetividad de la época y, por lo tanto, su sociabilidad.


[1]No es subjetivamente indiferente que el reconocimiento se dé en condiciones de estructura simbólica o en condiciones imaginales (ver la nota anterior, “Mercantilización de la identidad…”). No es indiferente que la mirada que reconoce sea de Otro o de otros. Pero deberemos profundizar esta cuestión en otro lugar.

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