Una posdata a La escena pública posnacional como reconocimiento (y ninguneo) posneoliberal
Vamos a llamar al ciudadano posnacional, que no es un ciudadano en sentido clásico, simplemente vecino (un poco aprovechando que así es como lo llama Macri y el periodismo y seguramente recibiendo inspiración del libro del colectivo del colectivo Hacer ciudad que se llama Vecinocracia). Estamos tratando de pensar cómo el Estado posnacional, cómo el régimen kirchnerista logra la individuación de su población tanto en la dimensión puramente económica de cada yo, esto es en la dimensión consumidora de cada yo, como en la dimensión “político-social” de cada yo, esto es la dimensión vecinal. Tomado como consumidor, cada yo viene encontrando que el Estado puede asegurar su satisfacción de sus “necesidades” de consumo y apetencias de consumo vía subsidios, vía gestión de precios tipo Secretaría de comercio, cuotas a la importación, exportación, aranceles, retenciones, etc.
Tomado en su dimensión político-social cada yo encuentra que la satisfacción de sus “necesidades y vulnerabilidades”, también puede ser hecha por el Estado y por los reconocimientos que el Estado hace de esa dimensión del yo como víctima; digámoslo así: al yo político-social posnacional lo victimiza y se propone como su protector reparador, al yo económico posnacional, no necesita “consumidorizarlo” sino que ya es un consumidor y solo necesita asegurar que el mercado lo satisfaga facilitando un flujo más diseminado, más expandido del dinero que en tiempos de los ’90 (estos son los que se llaman inclusión).
Por una vía o por otra el Estado posnacional, el régimen kirchnerista viene logrando erigir al Estado como el satisfactor universal evitando, en los primeros periodos kirchneristas al menos, el ajuste y la represión abierta de los movimientos sociales dándole, en resumen, a cada yo, una vida yoica que defender, que preservar, que conservar. Esa vida a conservar es la que hace que nos miremos el pupo y para arriba complementariamente y no miremos para el costado abridora y desbordantemente.
Escena pública posnacional y existencia consumista personal se complementan.